martes, 14 de septiembre de 2010

LOS DUENDES


Son ciertos espíritus traviesos que se encargan de atormentar a las personas de cualquier edad, especialmente a las muchachas que tienen novio. En algunos casos las picardías no pasan de cambiar las cosas de su lugar o esconderlas; de revolcar lo que se halla bien colocado y traer noticias. En otros casos son perversos: cuando se la dedican a una persona o a una familia entera, van todas las noches a tirar piedras o terrones en una forma exagerada, que parece un torrencial aguacero de balasto.

A las jovencitas que tienen novio y cuando éste está de visita, las fastidian con órdenes o secretos malignos al oído, que hacen que el pobre joven se indigne y termine el noviasgo. Si no esta presente el muchacho o pretendiente, las perturban en la casa con órdenes y consejos, hasta que logran que no se realice el matrimonio.

Durante el sueño, estos espíritus les ocasionan pesadillas, las llaman a un lugar conocido, hasta que las tornan sonámbulas. Así han encontrado varias vagando lejos de su residencia; van o vienen por determinado sitio sin darse cuenta ellas de tal acto, hasta que alguno de la familia o conocido la encuentra en estado de subconsciencia.

Son incontables los casos que se conocen, de familias y jóvenes que han tenido que emigrar a sitios distantes para librarse de tan fastidiosa persecución. No hay ciudad o pueblo, donde no se hayan conocido estos desastrosos acontecimientos ocasionados por los duendes.

En una antigua hacienda, vivía un matrimonio con tres hijas casaderas; todas tenían novio y con frecuencia hacían fiestas, que no eran más que simples reuniones ejemplares donde primaban los juegos de salón o las demostraciones artísticas acompañadas de algún instrumento.

Un sábado en que estaba revolucionada la casa con la llegada de más invitados, en la cocina se alistaba la preparación de ricos manjares. La servidumbre se sentía impresionada porque nada de lo que emprendían podían realizarlo. Resolvieron llamar a la patrona para advertirle que no se podía hacer nada, porque todo resultaba mal; que parecía que los diablos estuvieran metidos allí, porque no podían realizar el oficio que les habían asignado. La señora con las tres hijas se alarmaron más, porque a ellas, en las habitaciones interiores les sucedía iguales cosas.

Cuando la señora entró sola al salón, escuchó una voz tras de la puerta que decía: "...no se afane que los invitados no vendrán. Hoy están de honras fúnebres...". Al escuchar esto lanzó un grito la pobre señora, pero la voz se dejó oír de nuevo: "...no se asuste, agradézcame el aviso...".

La dama no pudo más. Llamó a sus tres hijas para contarles lo sucedido y para que le ayudaran a pensar cómo remediaban lo acontecido. Estaban en conjeturas, cuando llegó un peón trayendo la misma noticia que había suministrado el duende.
Apenas llegó el esposo lo puso al corriente de los misteriosos sucesos, manifestándole mudarse inmediatamente para el pueblo.

El trasteo se efectuó en la semana siguiente y cuando la dueña estaba sola desempacando baúles y petacas, escuchó tras de la puerta la misma voz que le decía: "...en que le puedo servir?. Sabe usted... me vine entre los tremotiles del viaje...". La señora asustada le pregunto: "eres un bicho, un alma en pena o que eres?". La respuesta no se dejó esperar: "...soy tu amigo, tu fiel compañero y servidor...".

Así un día y otro día seguía el duende atormentando a la dama, ocasionándole un nerviosismo desesperado. Tan pronto el esposo llegó del campo, manifestó su deseo de trasladar toda la familia a la capital del país. El esposo algo contrariado porque este viaje le ocasionaba pérdidas en sus negocios, ante la apremiante situación de intranquilidad y desasosiego tuvo que acceder. Vendieron ambas posesiones y se marcharon.

Cuentan que cuando la dama esta distribuyendo los muebles y demás enseres del equipaje, la voz volvió a atormentarla en una forma tan pertinaz que ya no tuvo alientos de luchar y enfermó.

Las hijas alarmadas llamaron al cura de la parroquia para que fuera a bendecir la casa y hacer exorcismos. Dicen que fue la única forma de librarse de los tormentos del duende.

EL SOMBRERON


Se trata de un personaje que vivió en épocas pretéritas en diferentes pueblos. Era un enigmático hombre que vestía de negro y se ponía un gran sombrero del mismo color, montaba un brioso caballo también negro que se confundía con la noche, no hablaba con nadie y a nadie le hacía daño; aparecía y desaparecía como por encanto.

El anciano se le encontraba en las orillas del camino y aunque ya murió, la gente sigue sintiendo su presencia. Físicamente se le describe como un hombre maduro, con un sombrero grande, bien vestido, de rostro sombrío y en actitud de observación permanente. Las personas que lo han visto aseguran que lo acompañan dos enormes perros negros cogidos por gruesas cadenas.

Los trasnochadores que lo han visto o a quienes se les ha presentado, dicen ver la figura que les sale al camino, los hace correr y les va gritando "SI TE ALCANZO TE LO PONGO", siempre persigue a los borrachos, a los peleadores, a los trasnochadores y los jugadores tramposos y empedernidos. Aprovecha los sitios solitarios. En noches de luna es fácil confundirlo con las sombras que proyectan las ramas y los arbustos. Llega siempre de noche a todo galope, acompañado de un fuerte viento helado y desaparece rápidamente.

Fue famoso en Medellín en 1837, cuando recorría todas las calles. Aparecía cuatro o cinco viernes seguidos, volvía a aparecer uno o dos meses después. Parece que fuera el sombrerón, el espanto propio de Medellín".

Hay crónicas también de sus andanzas por pueblos del suroeste como Andes, Bolívar y Jardín y por los poblados a orillas de los ríos San Juan y Baudó. En otras regiones colombianas como el Tolima, el Huila y al oriente del Valle del Cauca, se le denomina como El Jinete Negro y se le describe en forma muy similar a como se ha descrito aquí.

Por el suroeste antioqueño, lo mencionan también como "El Jinete sin Zamarros", y se le describe con ligeras variantes. Le atribuyen distintas formas de presentación, la más frecuente de las cuales es la de un hombre alto y corpulento, enlutado, que termina en una calavera, ornada con un negro sombrero de anchas alas.

MADRE VIEJA



En épocas no muy lejanas se habla en Arauca de la existencia de una serpiente de siete cabezas; según la tradición, este ofidio monstruoso tenía las cabezas en la madre vieja, que es una laguna con vegetales y desechos en estado de descomposición, donde las babas y otros acuáticos son mudos personajes de los grandes misterios que han tenido lugar en ella. La punta de la cola se encuentra justamente en el altar de la iglesia de Santa Bárbara.

Cuenta también la tradición primitivo-popular de Arauca que en el preciso momento que la serpiente se remueva invirtiendo su posición, es decir, cuando su enorme cabeza ocupe el lugar que tenía la cola, se produce el hundimiento de la Iglesia de Santa Bárbara de Arauca. Para sacar la serpiente, hay que tirarle un Viernes Santo un ramal de anzuelos con siete niños sin bautizo.

Es frecuente escuchar decir al hombre araucano, "el forastero que bebe de las aguas de la madre vieja se queda para siempre en Arauca. Tiene como razón destacar lo acogedora que es esta tierra".

EL GUANDO


El Guando es una especie de andamio hecho de tablas o de guadua picada, en forma de camilla cubierta por una sábana blanca, bajo la cual se supone va el muerto. En algunas regiones le dicen el GUANCO O BARBACOA. Este espanto va acompañado de cuatro personas, que generalmente son los cargueros del muerto. Aparece a la orilla del camino, a la orilla de un torrente, cerca de un pantano o entre el bosque.

 Las apariciones de este macabro espectáculo en la mayoría de las veces conmueve, no sólo por creer que en realidad llevan al difunto por ir los familiares acompañándolo, sino por el murmullo coral del rezo del Rosario y el Réquien por su alma.

Hace muchícimos años vivía un hombre muy avaro, incivil, terco y malgeniado, que no le gustaba hacer obras de caridad, ni se compadecía de las desgracias de su prójimo. Los pobres del campo acudían a él a implorar ayuda para sepultar a algún vecino, pero contestaba que él no tenía obligación con nadie y que tampoco iba a cargar un mortecino. Que les advertía, que cuando él se muriese, lo echaran al río o lo botaran a un zanjón donde los gallinazos cargaran con él.

Por fin se murió el desalmado, solo y sin consuelo de una oración. Los vecinos que eran de buen corazón, se reunieron y aportaron los gastos del entierro. Construyeron la camilla y cuando lo fueron a levantar casi no pueden por el peso tan extremado. Convinieron en hacer relevos cada cuadra, a fin de no fatigarse durante el largo camino al pueblo. Al pasar el puente de madera, sobre el río, su peso aumentó considerablemente, se les zafó de las manos y el golpe sobre la madera fue tan fuerte que partió el puente y el muerto cayó a las enfurecidas aguas que se lo tragaron en un instante.

Al momento los hombres acompañantes bajaron a la corriente y buscaron detenidamente pero no lo hallaron ni a él ni al andamio. Lo que sí ha quedado por el mundo es su aparición fantasmagórica que atormenta a los vivos, haciendo estremecer al más valiente con el ruido de los lazos sobre la madera en un continuo y rechinante "chiqui, chiqui, chiquicha...".

Sus apariciones más seguras se verifican en la víspera de los difuntos, o sea en las fiestas de las Animas; en los lugares aledaños a los cementerios, causando gran pavor a la tétrica procesión, portando sus acompañantes coronas, cirios y rezando en voz alta: de vez en cuando se oye una voz cavernosa e imperativa que dice: "meta el hombro compañero... ".

QUE ES UN MITO?

MITO


Un mito (del griego μῦθος, mythos, «relato», «cuento») es un relato tradicional de acontecimientos prodigiosos, protagonizados por seres sobrenaturales o extraordinarios, tales como dioses, semidioses, héroes o monstruos.

El término griego mythos (μῦθος) significa aproximadamente ‘discurso’, ‘palabras' (por oposición a actos; así en Esquilo: «ἔργῳ κοὐκέτι μύθῳ», ‘Ya no son meros dichos, sino hechos’)1 y, por extensión, un ‘acto de habla ritualizado’, como el de un jefe en una asamblea, o el de un poeta o sacerdote2 o un relato (Esquilo: «Ἀκούσει μῦθον ἐν βραχεῖ λόγῳ», ‘oirás la historia en poco tiempo’).3
Los mitos forman parte del sistema religioso de una cultura, la cual los considera historias verdaderas. Su función es otorgar un respaldo narrativo a las creencias fundamentales de la comunidad. Diversos mitos de una cultura pueden integrarse en una mitología que sustenta la cosmovisión de un pueblo.
Según Mircea Eliade, el mito es una historia sagrada que narra un acontecimiento sucedido durante un tiempo primigenio, en el que el mundo no tenía aún su forma actual. Los acontecimientos de la naturaleza que se repiten periódicamente se explican como consecuencia de los sucesos narrados en el mito (por ejemplo, en la mitología griega el ciclo de las estaciones se explica a partir del rapto de Perséfone).
Según la visión de Lévi-Strauss, uno de los estudiosos más influyentes del mito, a todo mito lo caracterizan tres atributos:
Como los demás géneros tradicionales, el mito es en origen un relato oral, cuyos detalles varían en el curso de su trasmisión, dando lugar a diferentes versiones. En las sociedades que conocen la escritura, el mito ha sido objeto de reelaboración literaria, ampliando así su arco de versiones y variantes.
Desde que en la Antigüedad grecolatina las explicaciones filosóficas y científicas entraron en competencia con las míticas, la palabra mitose cargó en ciertos contextos de un valor peyorativo, llegando a utilizarse de forma laxa como sinónimo de patraña, creencia extendida pero falsa: p.ej., la sociedad sin clases es un mito comunista, o la mano invisible del mercado es un mito liberal. También es común el uso un tanto laxo de mito y mítico (o leyenda y legendario) para referirse a personajes históricos o contemporáneos (o incluso a productos comerciales) cargados de prestigio y glamour: Charlot es un mito del cine mudo; los Beatles son un grupo mítico.
TIPOS DE MITOS
Se distinguen varias clases de mitos:
  • Mitos cosmogónicos: intentan explicar la creación del mundo. Son los más universalmente extendidos y de los que existe mayor cantidad. A menudo, se sitúa el origen de la tierra en un océano primigenio. A veces, una raza de gigantes, como los titanes, desempeña una función determinante en esta creación; en este caso, tales gigantes, que suelen ser semidioses, constituyen la primera población de la tierra.
  • Mitos teogónicos: relatan el origen de los dioses. Por ejemplo, Atenea surge armada de la cabeza de Zeus.
  • Mitos antropogónicos: narran la aparición del ser humano, quien puede ser creado a partir de cualquier materia, viva (un árbol, un animal) o inerte (polvo, lodo, arcilla, etc.). Los dioses le enseñan a vivir sobre la tierra. Normalmente están vinculados a los mitos cosmogónicos.
  • Mitos etiológicos: explican el origen de los seres, las cosas, las técnicas y las instituciones.
  • Mitos morales: explican la existencia del bien y del mal.
  • Mitos fundacionales: cuentan cómo se fundaron las ciudades por voluntad de dioses. Un ejemplo es el de la fundación de Roma por dos gemelos, Rómulo y Remo, que fueron amamantados por una loba.
  • Mitos escatológicos: anuncian el futuro, el fin del mundo. Siguen teniendo amplia audiencia. Estos mitos comprenden dos clases principales, según el elemento que provoque la destrucción del mundo: el agua o el fuego. A menudo están vinculados a la astrología. La inminencia del fin se anuncia por una mayor frecuencia de eclipses, terremotos, y toda clase de catástrofes naturales que aterrorizan a los humanos.

QUE ES UNA LEYENDA?

LEYENDA


Leyenda es una narración oral o escrita, con una mayor o menor proporción de elementos imaginativos y que generalmente quiere hacerse pasar por verdadera o basada en la verdad, o ligada en todo caso a un elemento de la realidad. Se transmite habitualmente de generación en generación, casi siempre de forma oral, y con frecuencia experimenta supresiones, añadidos o modificaciones.
Leyenda viene del latín legenda («lo que debe ser leído») y se refiere en origen a una narración puesta por escrito para ser leída en voz alta y en público, bien dentro de los monasterios, durante las comidas en el refectorio, o dentro de las iglesias, para edificación de los fieles cuando se celebra la festividad de un santo. En las leyendas la precisión histórica pasa a un segundo plano en beneficio de la intención moral o espiritual (en las hagiografías o leyendas hagiográficas o piadosas, cuyo más conocido testimonio es La leyenda dorada de Jacopo della Vorágine).
Una leyenda está generalmente relacionada con una persona, una comunidad, un momento, un lugar o un acontecimiento cuyo origen pretende explicar (leyendas etiológicas). A menudo se agrupan en ciclos alrededor de un personaje, como sucede con los ciclos de leyendas en torno a Robin Hood, el Cid Campeador o Bernardo del Carpio.
Las leyendas contienen casi siempre un núcleo básicamente histórico, ampliado en mayor o menor grado con episodios imaginativos. La aparición de los mismos puede depender de motivaciones involuntarias, como errores, malas interpretaciones (la llamada etimología popular, por ejemplo) o exageraciones, o bien de la acción consciente de una o más personas que, por razones interesadas o puramente estéticas, desarrollan el embrión original.
Cuando una leyenda presenta elementos tomados de otras leyendas hablamos de "contaminación de la leyenda".